En las competencias Internacionales, un asunto que 
siempre sale a relucir es el relacionado al entrenamiento de altitud, sin 
embargo cercado todavía de muchas dudas, discusiones y evoluciones.  
 
En síntesis se sabe que entrenándose en altitud, donde el aire es enrarecido, 
siendo la oferta de oxígeno menor, el cuerpo humano, expuesto a esta situación 
tiene un mecanismo de compensación produciendo más glóbulos rojos con la 
finalidad de aumentar la capacidad de transportar poco o menor cantidad de 
oxigeno. Este mecanismo es desencadenado a través de la mayor liberación de la 
hormona renal eritropoyetina (EPO) cuya función es la fabricación de 
eritrocitos. 
 
Estudios como el que fue presentado en el 3º Simposio Internacional de 
Entrenamiento de Altitud realizado en febrero de 2000, en la Universidad de 
Arizona del Norte, concluyó que las mejores respuestas fueran de atletas 
sometidos a una exposición diaria de 20 horas a una altitud de 2100 a 2500 
metros en las tres primeras semanas.  
 
El entrenamiento de altitud no es una fórmula mágica y no son todos los atletas 
que se benefician con este método. Algunos necesitan de altitudes un poco 
mayores y otros, además de no beneficiarse tanto, por razones genéticas no 
soportan y se sienten muy mal, teniendo que desistir.  
 
No es suficiente entrenar y entrenar. El control nutricional es igualmente 
importante teniendo en cuenta que el metabolismo basal llega a aumentar en el 
orden de 100 a 200 Kcal/día. La dificultad radica en que, generalmente en esta 
situación, los atletas pierden el apetito mientras el gasto calórico está 
aumentando. Si el atleta sintiese más hambre sería más fácil. Este gasto 
adicional de energía puede, en ciertos casos, provocar una pérdida de masa 
muscular, proceso conocido como catabolismo. Cuando el cuerpo no logra generar 
energía a través de las grasas (proceso aeróbico), acaba metabolizando proteína 
para energía adicional. También se sabe que todo entrenamiento más intenso 
genera radicales libres y en altitudes mayores no es diferente. Por eso la 
necesidad de ingerir vitaminas antioxidantes "E", "C" y beta caroteno en dosis 
recetadas por nutricionistas o médicos deportivos que estén acompañando a los 
atletas.  
 
Como en estas altitudes la temperatura ambiente es más baja y el propio 
entrenamiento genera un estrés significativo, el sistema inmunológico puede 
verse comprometido facilitando gripes y resfriados. Es recomendable que el 
atleta, antes de ser sometido a estas condiciones, esté en perfecto estado de 
salud. Otra tendencia es la deshidratación, por esto se debe redoblar la 
atención en la ingestión de líquidos, jugos de frutas, etc. El control 
nutricional lleva en consideración las tasas normales de hierro, mineral 
responsable por el transporte del oxígeno. No sirve de mucho tener más glóbulos 
rojos si la hemoglobina no está completa con las cuatro moléculas (grupo Hemo A) 
unidas a la proteína (globina). 
 
Una de las dificultades al respecto del entrenamiento de altitud es que los de 
alta intensidad, como los intervalados, necesitan ser ejecutados en altitudes 
menores. Es decir, se entrena leve, 40 a 60% del VO2 Vo2max., en una altitud 
mayor y el cuerpo aumenta la oferta de glóbulos rojos, después se baja de 
altitud para entrenar fuerte. Mucha gente piensa todavía que todo el 
entrenamiento es ejecutado en altitud. Los atletas no aguantan esto, a no ser 
los habitantes nacidos en regiones de grandes altitudes como en el caso de los 
kenianos.  
 
Entonces, la opción inteligente en los entrenamientos para atletas de elite, son 
las cámaras hiperbáricas donde la presión atmosférica es controlada y el atleta 
realiza los entrenamientos que exigen mayor esfuerzo con máscaras, las mismas 
que tienen presión de oxígeno a 26,5%, que es encontrada teóricamente al nivel 
del mar. Claro, sin considerar los niveles de contaminación, no? 
 
Bueno, los efectos del entrenamiento de altitud no son eternos y duran alrededor 
de 4 a 6 semanas después que el atleta vuelve al nivel del mar. Por esto, el 
programa debe ser elaborado de tal forma que coincida con el inicio de la fase 
competitiva o con la prueba en cuestión.  | 
 
 
 
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